Desde el sábado 4 hasta el domingo 12 de enero, la Parroquia San Alfonso de Cauquenes vivió una semana de intensa labor misionera en el marco de la Misión 2025. Más de 60 misioneros, junto a un comprometido equipo de apoyo encargado de alimentación, coro y liturgia, se unieron en esta jornada de fe y servicio. Provenientes de diferentes parroquias redentoristas de Chile y acompañados por algunos hermanos de Argentina, llevaron la palabra de Dios a las distintas comunidades urbanas de la Parroquia San Alfonso de Cauquenes.

Encabezados por el párroco, padre José Rodríguez Aravena, los misioneros no dejaron que las altas temperaturas y las distancias impidieran su labor evangelizadora. El principal objetivo de la misión era visitar a las familias en sus hogares, para luego realizar distintas actividades. Otra de las acciones destacadas fue la visita a los hogares de acogida de distintas instituciones sociales que atienden tanto a adultos mayores como a niños. Los misioneros compartieron momentos de oración y fraternidad, llevando esperanza y consuelo a quienes más lo necesitan.

El viernes 10 de enero se vivió un emotivo concierto con la participación del destacado cantautor de música católica, Fernando Leiva. La jornada estuvo llena de música, alegría y oración, y permitió a todos los presentes experimentar un profundo encuentro con Dios.

El sábado 11 de enero se llevó a cabo una velada artística en la que hermanos de los centros misionados mostraron sus talentos y dotes artísticos, compartiendo momentos de gran emoción y fraternidad.

Para concluir esta etapa de la misión, el domingo 12 de enero comenzó con la celebración de una Eucaristía a las 10:30 de la mañana en el templo parroquial San Alfonso, en la que participaron todos los misioneros. Posteriormente, se dirigieron a un almuerzo comunitario en el Kilómetro 9, camino a Chanco. Por la tarde, en cada uno de los centros misioneros, se celebró una Eucaristía o liturgia, poniendo fin a esta etapa de esta enriquecedora experiencia misionera.

Agradecemos profundamente a cada uno de los misioneros, misioneras y miembros del equipo de apoyo, quienes, con fe y entusiasmo, hicieron posible esta hermosa experiencia que fortaleció nuestra comunidad parroquial. Además, extendemos nuestro agradecimiento a las familias acogedoras, quienes con generosidad y disponibilidad recibieron a los misioneros en sus hogares, brindándoles un cálido espacio de fraternidad y apoyo. También agradecemos a las juntas de vecinos, quienes nos apoyaron facilitando sus sedes para ser utilizadas como centros misioneros, permitiendo que esta misión llegara a cada rincón de nuestra comunidad.